lunes, 5 de marzo de 2012

Un lunes

La semana inicia, con ello los pendientes y las nuevas tareas, hoy parecía uno de esos días en los que se conjuntarían ambas cosas, elevando mis niveles de estrés, para terminar exhausta pero con ganas de continuar el resto de la semana, no fue para menos, entre las múltiples tareas, los gritos, sombrerazos y malos entendidos, casi sufro un paro cardíaco (no niego mi vena dramática).
Uno por uno los pendientes se resolvieron y el día parecía transcurrir sin mayor problema, pero dentro de todo eso, sentía que algo me faltaba y a muy temprana hora lo supe, eras tú, con tus palabras, tus bromas y risas. Me faltaste en lo cotidiano, con los buenos días, el buen provecho y los ánimos para no dejarme caer...
Por un instante me atrapó la histeria cruzaron por mi mente las ideas más tontas, pero aún así mi preocupación y mi vacío no se llenaba.
Me faltaste, desde el amanecer hasta el ocaso, desde los momentos tristes hasta las carcajadas, hoy me hiciste falta, sólo espero que vuelva a ser así, por mi mente, por mi corazón y por mi espíritu, porque lo alimentas cada día y hoy padecen hambre.
No he saboreado mejor un café acompañada de tus palabras, la música no suena igual sin tu voz, los momentos parecen grises sin el color de tu presencia, y la vida, aquella acumulación de segundos que hacen los días, no es lo mismo sin tu compañía.
Viví un día sin ti y no me gustó, me descubrí preocupada, arrepentida, con la mente en otro lado, descubrí lo importante que eres en lo cotidiano, porque resumiendo en dos palabras "te extrañé"...

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