martes, 18 de octubre de 2011

Reencuentros




Los días trascurren, entre el trabajo, escuela, familia, amigos... Gente va y viene, unos dejan huella imborrable, otros simplemente se vuelven un recuerdo borroso de una etapa de la vida. Sin embargo, los seres humanos somos peculiares cuando de relaciones y recuerdos se trata, nos sumergimos en nuestro cotidiano de tal forma que, pareciera que no extrañamos nada y a nadie; pero una vez pasado el tiempo, un reencuentro nos hace darnos cuenta de lo mucho que extrañamos al otro.
Las redes sociales nos hacen parecer cercanos y nos enteramos de la vida de aquellos que físicamente están lejamos. Son estas redes, las que nos acercan con quienes han decidido seguir su vida en otras latitudes, conocemos personajes nuevos y nos alimentamos de experiencias fotográficas e ideológicas. Aún así no han podido, de ninguna forma, sustituir la voz detrás de un teléfono, la charla en un café o el abrazo donde se unen sentimientos y recuerdos...
Las personas van y vienen, pasan los años, nos llenamos de experiencia y cuando retomamos contacto con aquellos que guardan un lugar especial en nuestros recuerdos y nuestro corazón, caemos en cuenta que cada momento pasado en la distancia, hace que el reencuentro valga la pena.
Hoy estamos, mañana no sabemos, pero la vida es un pañuelo, no sé cuando te volveré a ver, pero sé que cuando suceda, nos veremos como si el tiempo no hubiese pasado...

martes, 4 de octubre de 2011

Del amor y otros demonios




Disculpando mi ausencia, regreso a ustedes citando en título de un libro de García Márquez, aunque la reflexión no tenga que ver con eso.
Retomando mis sesiones de lectura, me encontré con un texto sobre el discurso amoroso y resulta interesante la forma en la que dicho curso cambia conforme el estado de la relación: podemos pasar de bajar el sol y las estrellas a vivir en un infierno por el sólo hecho de una mirada o una sonrisa; aquel Romeo o Julieta se convierten en ogros con una respuesta mal dada y un segundo de duda... en fin, el discurso amoroso se vuelve objeto de estudio, donde lo primordial es, convencer al objeto amado, de que el sentimiento existe y se desea estar a su lado. Pero ¿dicho afán no nos vuelve mitómanos románticos?
La exageración y el uso grandilocuencias en el discurso amoroso es el pan de cada día, amamos "de aquí a la luna, dos vueltas y de regreso" "damos la vida por la persona amada" etc. eso sumado al chantaje, "no puedo vivir sin ti" "muero sin ti", nos hace pensar en la veracidad de dicho discurso, así como en lo nublado que se puede volver el juicio cuando de amores hablamos.
El amor nos crea un universo paralelo, una realidad alternativa en donde por mucho que tratemos de fingir, tarde o temprano las cosas salen a flote, pero para quienes manejan el discurso amoroso con maestría, importa poco los defectos, siempre y cuando sus palabras sean capaces de permear la mente del objeto amado.
No critico el discurso amoroso, es bellisimo mantener charlas llenas de metáforas y alusiones a cosas casi inalcanzables para con ellas dar a entender que nuestro amor, no tiene medida, sin embargo, debemos tomar conciencia del alcance de dicho discurso y que, a final de cuentas, saldrá el verdadero yo, dejando de lado cualquier "mentira", por muy piadosa que sea, o demostraremos nuestra entrega y capacidad de amar con el día a día.
Detente un segundo, piensa como le hablas a la persona que amas, analiza que tan alejado estas de la realidad en que vives y si tu deseo es expresar un sentimiento o atar sin remedio, he ahí, donde verás el discurso amoroso desde otra perspectiva, desde una realidad con ganas de ser compartida, eso convertirá tu discurso en algo más real y por ende, más sincero.