martes, 4 de octubre de 2011

Del amor y otros demonios




Disculpando mi ausencia, regreso a ustedes citando en título de un libro de García Márquez, aunque la reflexión no tenga que ver con eso.
Retomando mis sesiones de lectura, me encontré con un texto sobre el discurso amoroso y resulta interesante la forma en la que dicho curso cambia conforme el estado de la relación: podemos pasar de bajar el sol y las estrellas a vivir en un infierno por el sólo hecho de una mirada o una sonrisa; aquel Romeo o Julieta se convierten en ogros con una respuesta mal dada y un segundo de duda... en fin, el discurso amoroso se vuelve objeto de estudio, donde lo primordial es, convencer al objeto amado, de que el sentimiento existe y se desea estar a su lado. Pero ¿dicho afán no nos vuelve mitómanos románticos?
La exageración y el uso grandilocuencias en el discurso amoroso es el pan de cada día, amamos "de aquí a la luna, dos vueltas y de regreso" "damos la vida por la persona amada" etc. eso sumado al chantaje, "no puedo vivir sin ti" "muero sin ti", nos hace pensar en la veracidad de dicho discurso, así como en lo nublado que se puede volver el juicio cuando de amores hablamos.
El amor nos crea un universo paralelo, una realidad alternativa en donde por mucho que tratemos de fingir, tarde o temprano las cosas salen a flote, pero para quienes manejan el discurso amoroso con maestría, importa poco los defectos, siempre y cuando sus palabras sean capaces de permear la mente del objeto amado.
No critico el discurso amoroso, es bellisimo mantener charlas llenas de metáforas y alusiones a cosas casi inalcanzables para con ellas dar a entender que nuestro amor, no tiene medida, sin embargo, debemos tomar conciencia del alcance de dicho discurso y que, a final de cuentas, saldrá el verdadero yo, dejando de lado cualquier "mentira", por muy piadosa que sea, o demostraremos nuestra entrega y capacidad de amar con el día a día.
Detente un segundo, piensa como le hablas a la persona que amas, analiza que tan alejado estas de la realidad en que vives y si tu deseo es expresar un sentimiento o atar sin remedio, he ahí, donde verás el discurso amoroso desde otra perspectiva, desde una realidad con ganas de ser compartida, eso convertirá tu discurso en algo más real y por ende, más sincero.

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