miércoles, 11 de enero de 2012

Te arriesgas??

¿No les ha pasado? Que un buen día, sin esperar nada, entre tus amigos, en una fiesta o en un café, te presentan a una persona, con una sonrisa agradable saludas, tal vez cruzan un par de palabras o se pongan a charlar largo y tendido, pero sin entrar en detalles, hablan sobre el clima, la fiesta, lo bueno de la bebida o el café, y así queda. Pasan los días y de una forma u otra, sea el destino, los amigos o las mañas siguen en contacto; empieza tal vez con un mensaje: "hola que tal" ó "me dio gusto conocerte", a partir de ahi la comunicación se vuelve constante y pasamos de una frase, a charlas inacabables  al grado de volverse necesaria su presencia
Por un momento te invade el miedo, quieres dejarlo atrás y prefieres pasar de largo y decir esto no sucedió, pero hay algo muy poderoso que te hace intentarlo: Sanz lo llama la fuerza del corazón; Mecano la fuera del destino; Aristóteles le llamaba destino y los románticos le llamamos amor.
Sin mas, te paras a la orilla del barranco y decides saltar, con la esperanza se que no caerás, porque tomarás su mano y volarán; desaparece el miedo, la vez a los ojos, no razonas, no es necesario, porque esta vez manda el corazón...
Pasa el tiempo y mas que arrepentirte reafirmas que tomaste una buena decisión, festejan el primer mes llenos de alegría y con los detalles, con la escena; ese mes se convierte en un año; donde la vida sigue, pero juntos.
un buen día, abres los ojos y te das cuenta que pensar en ella, que despertar y mandar los mensajes, que despertar y escucharla o verla, es lo que quieres para el resto de tu vida y te vuelve a invadir el miedo... y si fuera ella?
Pero ya te arriesgaste una vez, la segunda es mucho mas sencilla, así que vas, compras un anillo, organizas una recepción inigualable y te postras a sus pies para decirle lo maravillosa que es la vida a su lado; porque podrías estar solo (el hombre nace y muere solo) pero ya no quieres estar sin ella...
Así es esto del amor, es cuestión de arriesgarse, de arriesgarse para ganar, que el miedo que sentimos en un momento se convierta en el valor que nos impulse para seguir adelante, ese momento donde la certeza pasa a segundo plano y te dejas llevar a lo que parece loco pero que en el fondo sabrás que vale la pena, no hoy ni mañana, sino el resto de tus días...
Esto va dedicado a aquellos que se han arriesgado y es una invitación para quienes están a la orilla del barranco, anda, toma mi mano, no te dejaré caer...

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