sábado, 23 de abril de 2011

El arcoiris...

Se viene la tormenta, justo cuando ya sólo queda la llovizna, aparece el arcoiris, tan bello que nos impacta, cual canto de sirena nos atrapa y tan fugaz que sólo deja un recuerdo... 
El mismo efecto pueden tener ciertas relaciones en nuestra vida, relaciones cuya duración es menor a la de un suspiro, pero que a su paso dejan huella y sobre todo, porque al final, en el momento que ya no existe, nos afecta la separación, más que por la persona con quien compartimos, es la sensación de vacío que se desprende de "no tener a alguien", ese ente sin nombre que juran nos hará feliz y viviremos a su lado por siempre.
Tratamos de sobreponernos a una decepción de forma rápida para no quedarnos estáticos en un mundo que sigue girando. Nos mantenemos al margen para evitar crear expectativas y justo cuando tenemos una gran noticia viramos al lado para compartirla y estamos solos, frente a una vida que compartir...
Después de la tormenta la calma, luego sale el sol (y nos ponemos locas, locas) en el inter, podemos toparnos con un arcoiris, que nos recordará que por muy independientes que seamos, en el fondo queremos una "independencia compartida", no se trata de utopías románticas o mi visión del amor a los 26, es la naturaleza humana de amar y compartir.





P.D. Gracias a mi amiga cibernética, por compartirme su experiencia y alimentar al ratón que ya esta despertando del coma..


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